En la opinión de Gilda Montaño

A Carlos Valdés

Gilda Montaño

A Carlos Valdés
Agosto 02, 2021 13:32 hrs.
Biografías ›
Gilda Montaño › El Informador Analítico

Engrandecer el alma, la mente, el espíritu y la conciencia. ¿Quién puede hacer todo esto, sin haber pasado por mil percances y averías? Sólo la gente prodigiosa, la que crea, la que entiende, la que disfraza, la que otorga y decide renovarse por minuto. Y dejar, además, atrás todo lo absurdo que no le corresponde.

Son muy pocos los seres humanos que trascienden en esta vida. Tengo muchos amigos enormes y llenos de luz. De todos, muchos han dejado huella en esta vida. Podría nombrar a todos. Cada uno tiene un significado distinto. O son administradores públicos, o poetas, o pintores, o abogados, o médicos, o ingenieros, o políticos o jardineros… pero todos siembran algo.

Y tú Carlos, periodista de excelencia, sembraste mucho. No entiendo, y sigo sin entender, como de la noche a la mañana, te fuiste. Apenas hace una semana me hablaste y me dijiste que te había gustado mucho mi artículo de la vida de Manuel Buendía. Dijiste, de manera pausada, inteligente y digna, que era una carta de mucho de lo bueno que había sido Manuel en vida y conmigo. Que no podías seguir hablando, porque tenías una afección en la garganta.

Y no tienes idea de la tristeza que me dio verte en una foto, en donde mi amigo Marco Antonio Romero decía que habías partido. Me sorprende la noticia, decía, me duele mucho. Inmediatamente le hablé a Carlitos para preguntarle qué había pasado y me dijo que estaba en Toluca y que ya iba para allá. No puede ser que de sopetón te hayas ido. Muy triste que me puse. Y sigo sin entenderlo. La verdad sé que estás con mi padre celestial. Nadie me puede decir que Dios no existe, si yo lo he visto obrar en mi vida y en la vida de mi familia. Amigo querido.

En la historia de mi vida, he tenido la suerte de estar rodeada de grandes seres humanos, que en serio, no me he ido a buscar. Solitos y por pura serendipia, han llegado todos juntos, a alegrarme y a darme un mucho de esperanza, amor y gratos ratos de memorias cotidianas.

Pero también ubico a muchos de todos los que han pasado y los ubico en tiempo y forma. Maestros de excepción que, además han dado su vida por el servicio de la comunicación social, de la política y la administración pública en este país. A todos conozco. Descansa pues en paz Carlos, dejaste una grande y hermosa familia que seguirá tus pasos. Fue pura Serendipia haberte encontrado en el camino…

gildamh@hotmail.com

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