En más de año y medio de su presidencia, Andrés Manuel López Obrador se ha resistido a viajar al extranjero, incluso cuando le correspondía acudir ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, mejor envió en su representación al canciller Marcelo Ebrard Casubón, aunque sí ha recibido en territorio nacional a otros mandatarios.
Sin embargo, en los últimos días se han fortalecido las versiones de una próxima reunión entre López Obrador y Donald Trump, presidente de Estados Unidos, presuntamente para formalizar la entrada en funciones del nuevo acuerdo comercial donde, además, participa Canadá y que reemplazará al viejo Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Más existen una serie de detalles acerca de esta posible reunión, temas formales y prácticos, como la forma en que viajará el mandatario mexicano ya que sería hasta Washington por lo que hacerlo por tierra requeriría de varios días; por ello necesariamente tendría que ser por vía aérea, lo cual requerirá de toda una estrategia logística debido a que ante su reiterada insistencia de no utilizar el avión presidencial oficial, será a través de una aerolínea comercial.
Pero más allá de esas ’pequeñeces’, existen otros detalles más de carácter político como el hecho del cambio de apreciación de López Obrador hacia Trump. Recuérdese que cuando se encontraba en su eterna campaña proselitista, criticó severamente las reuniones del entonces candidato presidencial estadounidense con el presidente Enrique Peña Nieto.
Por ejemplo, en febrero de 2017, en el tema de migrantes acusó a Peña Nieto de no enfrentar a Trump y ser sumiso al no enfrentarlo para evitar violaciones a los derechos humanos; también, cuando lo recibió en Los Pinos y le dio trato de estadista, lo criticó por haberse sumado a su campaña electoral y afirmar de que la estrategia del empresario de atacar en sus discursos a los mexicanos tenía más un fin político y no económico.
Ahora esos mismos temas ahora se le revierten a López Obrador, quien justifica el posible viaje a fin de iniciar la nueva etapa del tratado comercial trilateral que ayudará ante la crisis económica por la pandemia; aseguró que la política es como caminar en la cuerda floja y se deben correr riesgos y tomar decisiones; y descalificó que no sea un buen momento para reunirse con Trump por estar inmerso en un periodo electoral y aseguró que ayudará a México.
Sin embargo son frases utilizadas para defender su actual posición, evidentemente muy contraria a cuando era opositor político, pero también es buen momento para recordarlo lo dicho antes en este espacio: No es lo mismo ser borracho que cantinero.