Jamás nos imaginamos estar viviendo una situación como la de ahora; una crisis de salud a nivel mundial y que hasta ahora no sabemos cuándo va a terminar. Lo estamos resintiendo en todos los niveles y en todos los ámbitos. En el Metro, donde circulamos diariamente cuatro millones y medio de personas, no es la excepción.

He recorrido distintas estaciones a diferentes horas para observar cómo está el ánimo de la gente que transita en el Metro. Hay tranquilidad aparente. Menos gente, eso sí. Se nota, aunque los vigilantes y el personal lo atribuye más a la suspensión de clases que al pánico de salir de casa por la pandemia.

En las horas pico de seis de la tarde a nueve de la noche se nota un número mucho menor de usuarios con respecto a los que normalmente circulan a esa hora. Para nada son los tumultos normales en los andenes y en los vagones.
Anduve en los días recientes en las estaciones más conflictivas como Hidalgo, Chabacano, Centro Médico, Boulevard Puerto Aéreo Balderas, Zapata, Pino Suárez, Insurgentes, Chapultepec, Mixcoac. En ninguna de ellas tuve problemas para abordar porque había mucho menos gente de la que tradicionalmente circula a las horas pico.

Las autoridades informaron que colocaron carteles de recomendaciones de higiene para prevenir las posibilidades de contagio del COVID 19. No en todas las estaciones vi esos letreros. Observé más posters de una campaña en contra de la violencia hacia las mujeres Tampoco había disponible gel para los usuarios como anunciaron las autoridades que iban a colocar en las estaciones de mayor afluencia.

Observé a pocas personas usar tapabocas en los vagones. Pensé encontrar más gente usándolas. Leí que un cubrebocas o mascarilla común tiene un tiempo de vida de dos a tres horas y no es muy segura. Si usas una mascarilla quirúrgica de uso médico te protege efectivamente de tres a siete días.

En Balderas, a las ocho y media de la noche, me llamó la atención un grupo de cinco papás y mamás con sus hijos de más o menos 10 a 13 años de edad. Estaban colocados cerca de una de las salidas. Los niños traían mochilas como si vinieran de la escuela y estaban comiendo de esas sopas instantáneas no muy saludables ¿De dónde vienen? Le pregunté a una de las mamás. Fuimos al Parque La Mexicana y se nos hizo tarde, me dijo. Pensé que venían de la escuela. No, ya no tuvimos clases hoy ¿Saben que estamos en una contingencia mundial y hay que evitar salir lo menos posible? Sí, pero esta visita ya la teníamos programada; no la íbamos a cancelar, me contestó.

Deseo que las medidas de higiene en el Metro sean las adecuadas porque millones de personas están en riesgo.