Lamentablemente aumentan los enfrentamientos del presidente Andrés Manuel López con varios actores políticos y sociales, lo cual afecta sus actividades administrativas ya que en lugar de dedicarse a gobernar para lograr una mejor administración pública, prefiere intentar imponer sus decisiones y puntos de vista, sin reconocer que en muchas situaciones se equivoca.
Aunque él diga en sus mañaneras que la violencia es menor, que los índices delictivos van a la baja, a pesar de ahora el crimen organizado ha ejecutado a militares alto rango; que la economía avanza positivamente, aunque la inflación repunta y se mantienen altas las tasas de interés, siendo este último factor el que alienta a tener un ’superpeso’ ante un débil dólar; que ya existe abasto de medicinas, cuando padres con hijos con cáncer lo desmienten.
Pero el político tabasqueño prefiere agredir a todos los que no están de acuerdo con sus decisiones y, desde el amplio foro que es su Conferencia de Prensa matutina, desde Palacio Nacional, se dedica a descalificar a todos sus ’adversarios’, que parece considerarlos más como enemigos, y emite acusaciones sin pruebas, donde desafortunadamente muchos de sus seguidores le creen sin ningún tipo de duda o cuestionamiento.
Entre sus blancos constantes se encuentran periodistas, intelectuales, políticos de oposición, incluso prefiere dar espacio a resumir cómo se desarrolla el juicio de Genaro García Luna, quien fuera secretario de Seguridad con Felipe Calderón Hinojosa, como si de ello dependiera el futuro de toda la nación.
(Ni siquiera puedo imaginar cómo reaccionaría –mejor dicho, cómo explotaría–, en caso de que el jurado norteamericano lo declarara inocente de todos los cargos que le imputan.)
Ahora ha endurecido sus ataques en contra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), y del Instituto Nacional Electoral (INE), a quienes acusa de conservadores, reaccionarios y de estar en contra de la democracia y la justicia, entre otras acusaciones.
En el caso del INE, tras haber fracasado en lograr la reforma electoral ha insistido en impulsar su Plan ’B’, para lo cual ha incurrido en varias mentiras –con lo cual incumple uno de sus tres principios–, entre ellas que sus iniciativas solo pretendían reducir salarios de directivos.
Textualmente cuestionó: ’¿No son ellos los que permiten el relleno de urnas y la falsificación de actas? ¿No son las autoridades electorales las que se roban los paquetes? ¿No son las autoridades electorales las que permiten la compra del voto? ¿Qué, no son éstos los que le dieron registro a candidatos a la Presidencia que no cumplían los requisitos por consigna, porque se los pidió el presidente de ese entonces? Que se vayan a engañar a otra parte. A lo mejor lo que están buscando ahora es salir a la calle para decir: ‘El INE no se toca’, pero lo del fondo sea el decir: ‘García Luna no se toca’, porque eso los trae nerviosísimos’.
Sin embargo, por unanimidad los once consejeros electorales –incluso los que él propuso–, votaron por unanimidad acudir a todas las instancias legales, incluida la SCJN, para frenar el famoso Plan B que, según Lorenzo Córdova, consejero presidente, la secretaría de Gobernación ordenó a los legisladores morenistas descuartizar al INE.
Para ello el citado plan considera que sus seis leyes –dos ya publicadas y otras cuatro están por ser aprobadas en el Senado–, ponen en riesgo, no sólo las elecciones federales de 2024, sino la democracia misma, ya que propone desaparecer la Secretaría Ejecutiva del INE, el Servicio Profesional de Carrera, deja sin empleo a dos mil 175 personas, reducir a su mínima expresión los Organismos Públicos Locales Electorales (Oples), con el falso argumento de que tenemos las elecciones más caras del mundo.
También eliminar los cinco vocales en las 300 juntas distritales y dejar a uno solo, que llaman ’operativo’, el cual deberá realizar las tareas de los cinco: actualizar secciones electorales, organizar recorridos para ubicar instalación de casillas, capacitar a funcionarios que cuentan los votos, entre otras cosas.
Un punto que no cita López Obrador es que desde hace nueve años, con el cambio del Instituto Federal Electoral, el INE ha organizado un total de 330 elecciones federales, locales, ordinarias y extraordinarias, sin registrarse un sólo conflicto poselectoral, es decir que los resultados han sido aceptados y reconocidos, incluso los que le dieron la victoria en 2018.
En el caso de la SCJN, el presidente también expresó su desconfianza en los ministros de la Suprema Corte de Justicia y se justificó: ’No, no. Quizá a algunos, uno, dos o tres. La mayoría viene del antiguo régimen y no se atreven a llevar a cabo una reforma de fondo en el Poder Judicial. Aquí lo estamos viendo, lo que predomina, lo que impera es que solo se castiga al que no tiene con qué comprar la inocencia’.
Aseguró que tiene comunicación con la nueva ministra presidenta, Norma Piña, pues aclaró que hay trabajo conjunto donde está de por medio el interés general y descartó que próximamente vayan a tener una reunión.
Como señalé anteriormente existen muchas personas que creen ciegamente en los dichos y expresiones presidenciales, lo cual alienta una mayor polaridad social, situación que más tarde que temprano podría generar mayores conflictos electorales, se aprueben o no las leyes del Plan B, cuando ya iniciaron los comicios de este año y se aceleran los programados para el 2024, tanto locales como federales.