Con el propósito de reducir drásticamente los tiempos de espera para ingresar a las estaciones del Metro de la Ciudad de México, se ensayan nuevos métodos para la compra de boletos en la estación Chilpancingo de la línea 9, la cual es utilizada diariamente por 28 mil personas.
Quienes ingresen a esa estación además de poder pagar su viaje con la Tarjeta de Movilidad Integrada –también aceptada en el Metrobús y Tren Ligero–, pueden utilizar un código QR con una vigencia de diez minutos a partir de su impresión, solo válido por el momento en esta línea y los usuarios deberán escanearlo en correspondientes torniquetes.
En una segunda fase, que arrancó el lunes 15 de noviembre, los usuarios ya pueden ingresar a través de los validadores con tarjetas bancarias sin contacto o mediante el Codi, a través de teléfonos inteligentes, con máquinas expendedoras para compra o recarga de las tarjetas de movilidad.
Si bien se reconoce que estos sistemas de pago y acceso se encuentran en su fase experimental, con al fin de detectar posibles fallas y una vez superadas, extender su uso a las doce líneas del Metro, la realidad es que necesitan perfeccionarse ya que de acuerdo a la opinión de los usuarios no se cumple con el propósito de agilizar el ingreso a los andenes.
Pero mientras aquí se mantiene en fase experimental, en todas las estaciones del Metro de Moscú desde el pasado 15 de octubre opera el pago con un sistema denominado vistazo ’Face Pay’, es decir mediante una fotografía del usuario.
Para ello es necesario tomarse una fotografía a través de una aplicación específica; el rostro de la persona se ingresará al sistema de información del Ayuntamiento y se le relacionará con una tarjeta de crédito. Así, para ingresar únicamente será necesario que el pasajero pase frente a una videocámara que lo registrará y automáticamente se hará el cargo bancario.
Aunque las comparaciones no resultan agradables, entre las formas de pago y acceso al Metro en la Ciudad de México y en Moscú existe una considerable distancia. Allá, con el pago mediante un vistazo se agiliza el acceso sin necesidad de cargar efectivo para pagar el servicio; aquí aún nos encontramos en una fase experimental con códigos QR y el uso de teléfonos inteligentes, los cuales no han resultado todo lo eficiente que se desearía.
Ojalá y se retomara la experiencia rusa para acelerar la transformación en el pago del transporte y, además, se extendiera a otros servicios públicos, lo cual además de agilizar el pago se evita que las personas manejen efectivo.