Una vez que se coloca en el pecho la banda tricolor, el presidente o presidenta se convierte en el personaje más poderoso de la política nacional. Salvo excepciones, así ha sido en México.

Hay quienes se preocupan de que el saliente pueda prolongar su mandato al manipular al sucesor. Las experiencias vividas y los nuevos tiempos, una sociedad más enterada y participativa, lo hacen imposible.

El periodo presidencial es sólo de seis años y el que termina no le queda más camino que irse a su casa.

Durante los tiempos del partido hegemónico, se daba por hecho que una vez nominado el candidato, asumía el poder y dejaba en segundo plano al presidente en turno. Falso. El presidente siempre ha sido el presidente, con todo el poder, hasta el último día de su mandato.

Enrique Peña Nieto soltó el poder hasta que entregó la banda presidencial al ganador de las elecciones. Sucedió lo mismo con Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas, por citar los mandatarios más recientes.

Cuando mataron a Luis Donaldo Colosio, no hay la menor duda de que Salinas decidió que el sustituto fuera Zedillo y apagó de inmediato la rebelión de quienes llegaron a pensar en Fernando Ortiz Arana.

Y el propio Salinas comprobó que su poder terminó en 1994, de otra manera no se explicaría que en el sexenio de Zedillo fuera a la cárcel el hermano Raúl Salinas, acusado de enriquecimiento ilícito y de ser al autor intelectual del homicidio de Francisco Ruiz Massieu.

El mismo Zedillo, como presidente, se aseguró que su partido, del que siempre estuvo distanciado, aceptara el veredicto electoral y reconociera el triunfo de Vicente Fox Quesada.

Años más atrás, José López Portillo, al descubrir que Luis Echeverría pretendía influir en la dirección de la política nacional, lo desterró, lo mandó de embajador a las islas Fiji.

Una de las excepciones fue Plutarco Elías Calles, quien autonombrado ’Jefe Máximo de la Revolución’, manejó a su antojo a los presidentes Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez, en el periodo 1928-1934, que correspondía al asesinado Álvaro Obregón.

Intentó, sin éxito, hacer lo mismo con Lázaro Cárdenas. Fue expulsado del Partido Nacional Revolucionario y del país. Trató de medir fuerzas con el general Cárdenas y perdió. Ganó quien estaba en la presidencia.

Así que el presidente Andrés Manuel López Obrador dejará de ejercer el poder una vez que entregue la banda a quien triunfe en 2024. Lo sabe y no se ha cansado de repetir que se irá a vivir a su rancho.

La reciente elección de la precandidata de Morena en la Ciudad de México provocó dudas sobre si realmente Claudia Sheinbaum tiene y ejerce el bastón de mando, todo porque Omar García Harfuch, a quien se identificó como su favorito, aun cuando ganó por amplio margen las encuestas, decidió declinar y ceder el espacio a Clara Brugada. Hubo analistas que llegaron a la conclusión de que se había impuesto la línea de Palacio Nacional.

El hecho es que Omar optó por sumarse a la candidatura de su compañera, sin hacer berrinche alguno.

Y si el próximo año se confirma lo que ahora dicen todas las encuestas, Claudia Sheinbaum sería la primera mujer gobernando México y seguro tiene claro que el poder presidencial no se comparte.

@zarateaz1

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