Con la instalación en sesión permanente de las comisiones unidas de Puntos Constitucionales y de Energía de la Cámara de Diputados, ya se fijaron las fechas para la discusión final de la reforma eléctrica impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador que, en realidad, es una contrarreforma a lo aprobado constitucionalmente en el anterior sexenio federal.
Se estableció que el próximo lunes 11 de abril, más precisamente un día después de realizarse la consulta popular para la revocación de mandato, en plena Semana Santa, se discutirá en comisiones el dictamen de la iniciativa presidencial, para una vez avalada la propuesta, finalmente pase a ser discutida en el pleno de la Cámara de Diputados.
Hasta aquí el proceso legislativo formal, ya que en el plano real se espera un choque entre Morena y sus aliados, quienes continúan firmes en mantener la iniciativa sin modificarle ni siquiera una coma, como es la orden presidencial, mientras que la oposición, ha advertido de que sin realizar ajustes a la propuesta de ninguna forma votarán en favor de la reforma.
Diputados priistas, panistas, perredistas y de Movimiento Ciudadano han reiterado en diversas ocasiones que sus grupos parlamentarios no aceptarán un proyecto que no garantice la disminución de tarifas, una transición a las energías limpias.
Recuérdese que como es se trata de una reforma constitucional, para aprobarse se requiere sea avalada por las dos terceras partes de los legisladores. En el caso de la Cámara de Diputados se requieren 334 votos, pero Morena y los partidos Verde y del Trabajo, apenas suman 277, es decir les faltan otros 57 para que pase la reforma, lo cual se muy difícil, aunque no imposible ya que varios legisladores, en lo personal, podrían cambiar de opinión.
Incluso el presidente López Obrador ha metido presión al demandar a la fracción morenista, en una ’petición respetuosa’, que se apruebe su reforma en el actual periodo de sesiones, es decir en abril, sin necesidad de convocar a un periodo extraordinario.
Sin embargo, en el remoto caso de que fuese aprobada la iniciativa en la Cámara de Diputados aún faltaría el aval de la Cámara de Senadores, donde también la oposición ha expresado su negativa a votarla favorablemente.
Así, en la ya inminente Semana Santa en lugar de ser un espacio de tranquilidad, serenidad y descanso, legislativamente será controvertida y polémica porque, además, no se deben descartar presiones de empresarios afectados por la reforma quienes participaron en pláticas con autoridades federales pero sus puntos de vista finalmente fueron ignorados.