HISTORIAS EN EL METRO
LEJOS DEL MUNDANAL RUIDO
Ricardo Burgos Orozco
Se ha hecho costumbre para la mayoría de los viajeros en el Metro, no importa su edad, acompañarse de audífonos para distraerse durante su recorrido. Van escuchando música, audiolibros, discursos y noticias, viendo películas, repasando la tarea o sus apuntes para una clase, contestando llamadas con el cable de manos libres. Van alejados del ruido a su alrededor y no sé si eso puede ser peligroso para el propio usuario no enterarse de lo que sucede en su entorno.
Hace unos días, en un recorrido de Mixcoac a Zapata, de la Línea 12, había un joven de unos 28 a 30 años, parado en medio del pasillo del tren en el que viajaba; le pedí permiso par pasar, pero no me escuchó, entonces le hice señas, me entendió y sólo me hizo un ademán con la mano que pasara, pero el hombre nunca se hizo a un lado. Lo bueno es que estaba delgado y no estorbaba tanto, pero le valió obstruir el paso.
Otra ocasión, me coloqué a un lado de una chica que estaba oyendo algo con sus audífonos al mismo tiempo que leía un libro. Yo sé que las mujeres tienen esa cualidad de hacer dos, tres y hasta más cosas al mismo tiempo, pero ella iba muy distraída tanto que no se dio cuenta que ya habíamos llegado a la terminal Cuatro Caminos, de la Línea 2, y seguía leyendo sin fijarse hasta que le tuve que avisar con mímica que ya estábamos en nuestro destino.
Usar audífonos se ha convertido en una moda para los pasajeros en el Metro porque de cada 100 que veo en este medio de transporte, fácilmente 90 de cada 100 usa estos artefactos y estoy seguro que les quita mucha atención de lo que pasa a su alrededor. No sé cómo escuchan las advertencias que cotidianamente se anuncian en el Sistema de Transporte Colectivo como una suspensión de servicio, el sonido de abrir y cerrar de las puertas de acceso, o hasta un evento mayor como un sismo o un posible accidente dentro de las instalaciones. Bueno, no sé cómo escuchan algo tan simple como pedirle permiso a un usuario para que permita avanzar al centro del vagón.
Lo curioso es que también he visto a personal del Metro y a los policías que usan audífonos en su turno. No sé si lo tengan permitido, pero debe estar prohibido para ellos, que deben esta atentos de cualquier indicación o una emergencia,
De acuerdo a la Secretaría de Salud del gobierno federal, el uso excesivo de audífonos en cualquier parte puede provocar diferentes problemas de salud como: hipoacusia, que es la disminución paulatina de la capacidad para escuchar por usar audífonos con un sonido muy alto, y tinnitus, cuando las personas escuchan zumbidos constantemente.
La misma dependencia señala que usar audífonos con volumen alto en la calle, caminando o en el Metro, aumenta el riesgo de sufrir lesiones graves y hasta a muerte debido a que no se perciben los sonidos de advertencia.
En mi caso, nunca he usado audífonos en el Metro porque prefiero escuchar y ver lo qué sucede a mi alrededor. Mi playlist o mis canciones favoritas las voy tarareando en voz baja para no molestar a los vecinos viajeros: Pistearé ¿Cuál adiós? Mi último deseo, A través del vaso, El Final de nuestra historia, Y si se quiere ir, Qué agonía, Bésame, Por el resto de mi vida, Pinta mi corazón…
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