En verdad que las marchas del pasado domingo 14 de noviembre le afectaron al presidente Andrés Manuel López Obrador a tal grado que inusualmente se mantiene a la defensiva, ya que de antemano conoce que su propuesta de reforma electoral no tendrán un respaldo favorable y, además, ahora en lugar de proponer temas y acciones por desarrollar ahora intenta responder a lo que supone agresiones de sus ’adversarios’ en su contra.
Aclaro, si digo ’marchas’ es porque la más visible y numerosa fue la de la Ciudad de México, pero hubo otras en el interior del país, incluso en estados gobernados por morenistas.
En el caso de su reforma electoral, tras admitir tácitamente que no tendrá lo necesario para ser aprobada por la mayoría calificada de diputados y senadores, López Obrador anunció que ya prepara un plan ’B’, consistente en proponer reformar leyes secundarias, donde posiblemente podría pasar por la Cámara Baja pero difícilmente por la Cámara Alta.
Sin embargo, de acuerdo con abogados y especialistas del Derecho, los cambios que se aprobarían en esas legislaciones resultarían insuficientes para todas las modificaciones que se pretenden, en particular la designación de los consejeros del INE y de los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal. Sin duda eso le provocará una mayor molestia y malestar que la exhibida hasta el momento.
Respecto a la marcha en la Ciudad de México, a la cual no solo ha minimizado sino que además se ha burlado y agredido verbalmente a sus organizadores y participantes, al asegurar que de haber llegado al Zócalo capitalino no hubieran llenado ni la mitad, anunció que realizará su propia manifestación para demostrar que su poder de convocatoria es mucho mayor.
La manifestación, convocada para el domingo 27 de noviembre, partiría del Ángel de la Independencia al Zócalo, a fin de ratificar que él si llena esa plaza pública donde informará sobre los logros de los cuatro años de su gobierno, en lugar del mitin del primero de diciembre.
Dos observaciones: uno, el colectivo Marea Verde había programado ese domingo en el Ángel una concentración titulada ’Sangre de mi Sangre’, con el tema de las desapariciones en el país y no aceptarán cambiar de sede y fecha; dos, podrá reunir a la misma cantidad de asistentes o quizá muchos más ya que varios gobernadores –inicialmente de la CDMX, Puebla y San Luis Potosí–anunciaron su respaldo al presidente pero para ello llevarán acarreados, y quienes asistan voluntariamente, por convicción propia, serán en proporción mucho muy pocos.
No hay duda: López Obrador está demasiado molesto y así continuará.