El pasado domingo se registraron una serie de accidentes en la autopista México-Cuernavaca, donde fallecieron siete motociclistas por su imprudencia de viajar a excesiva velocidad pero, además, pusieron en riesgo a los ocupantes de otros vehículos.

De acuerdo con versiones de testigos los tripulantes de las motocicletas se desplazaban por lo menos a 250 kilómetros por hora y al no poder controlar sus unidades unos se impactaron contra una camioneta, otros derraparon y al quedar debajo de camiones de carga fueron atropellados, por lo que además otros catorce tuvieron que ser hospitalizados.

Pero esa situación no es exclusiva de la carretera que une a la Ciudad de México con el estado de Morelos, también se repite en el Valle de Toluca donde los fines de semana, desde tempranas horas, grupos de motociclistas salen por la Calzada del Pacífico y la carretera a Villa Victoria rumbo al sur del Estado de México, en particular a Valle de Bravo, y son constantes los accidentes, aunque no se les otorga mucha difusión.

Recuérdese que hace unos meses varios propietarios de motocicletas de lujo fueron asaltados a punta de armas en la carretera que conduce a Avándaro, aunque después fueron recuperadas las unidades.

Sin embargo la inconsciencia de los motociclistas no se limita a quienes conducen costosos vehículos, capaces de desarrollar altas velocidades, también se hace presente en personas que conducen en vialidades urbanas con las mínimas o ninguna medida de seguridad, exponiéndose tanto ellos como a peatones y a quienes conducen otras unidades a sufrir accidentes, en varios casos mortales.

Basta con ver cómo muchos manejan sus motos sin ninguna medida preventiva, como es el casco, viajar hasta cuatro personas cuando el máximo son dos, en vehículos en pésimo estado que carecen hasta de espejos y de luces, por lo que en las noches resultan ser un riesgo absoluto.

Además, al circular en calles y avenidas buscan meterse por cualquier resquicio para rebasar a como dé lugar y avanzar, para lo cual son capaces de rayar coches, romper espejos exteriores e, incluso, amedrentar a los peatones para que no les obstruyan su paso.

No es necesario salir a las carreteras para ver la imprudencia como manejan muchos motociclistas que, lamentablemente, opacan a quienes son responsables en sus traslados y son afectados por la critica social negativa provocada por quienes conducen inconscientemente.