De acuerdo con lo expresado durante la conferencia mañanera de este martes aparentemente ya no existen problemas económicos, a pesar del repunte de la inflación; que ya se resolvió el problema de que la aviación comercial mexicana ya regresó a la categoría 1 y se pueden ampliar los vuelos de México a diferentes puntos de Estados Unidos, incluso desde el Aeropuerto Internacional ’Felipe Ángeles’:
También ya se resolvieron los problemas con los ecologistas que están en contra de la construcción del Tren Maya y ya no continuará con la deforestación en la selva de Quintana Roo; igualmente se lograron reducir los niveles de violencia, de crimen y de inseguridad principalmente en los estados de Sinaloa, Michoacán, Guerrero y Zacatecas, principalmente.
Porque de otra manera no se entiende que ahora el presidente Andrés Manuel López Obrador haya decidido dar un espacio diario en las conferencias de prensa desde el Salón Tesorería de Palacio Nacional, a darle un seguimiento al juicio de Genaro García Luna, quien fuera secretario de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.
Tras considerar que en los medios de comunicación convencionales no hay la suficiente difusión acerca del juicio que se verifica en Nueva York, en el inicio de su conferencia de prensa anunció que para mantener informada a la población, paso a paso, sobre ese proceso legal para lo cual se abrirá un nuevo espacio.
Esta nueva sección se sumará a las ya existentes como los reportes semanales del avance en las diferentes obras de infraestructura, los informes del titular de la Profeco acerca de quién es quién en los precios de los combustibles y de la canasta básica, los avances sobre la seguridad pública, la situación de la pandemia de covid-19 y la estelar: quién es quién en las mentiras, donde se confunde el periodismo de información con el de opinión.
Téngase presente que López Obrador –quien asegura que su pecho no es bodega y que de ninguna forma es rencoroso–, a la menor oportunidad que se le presenta para denostar en contra de Calderón Hinojosa y de García Luna, colocándolos como ejemplos de corrupción.
Así, sin mediar un juicio formal ni mucho menos un veredicto en contra, el presidente ya se convirtió en juez, jurado y verdugo para emitir sus sentencias y sentirse como el paladín de la justicia y la verdad al informar a la población sobre sus adversarios, que no enemigos.
No importa que el país padezca crisis económicas y sociales, es más relevante informar al pueblo de un juicio que le resulta ajeno y, además, ni le beneficia ni le perjudica.