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Putin y sus fines políticos bélicos

Adrian Chavarría Espinosa

Putin y sus fines políticos bélicos
Febrero 28, 2022 16:53 hrs.
Seguridad ›
Adrian Chavarría Espinosa › El Informador Analítico

La invasión del ejército ruso a Ucrania y sus consecuencias sin duda serán hechos que marcarán la historia mundial del Siglo XXI, dado que confirma las intenciones expansionistas de Vladimir Putin quien pretende recrear a la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la cual existió desde 1922 hasta 1991.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la URSS participó con los Aliados contra Alemania, Italia y Japón, quienes integraban el Eje y finalmente fueron derrotados. Después de esa conflagración mundial, se generó la llamada Guerra Fría, donde Estados Unidos encabezó al mundo capitalista y la URSS al socialista, y el resto del mundo debió decantarse por alguno de los dos bandos para verse favorecido.
El 25 de diciembre de 1991 Mijail Gorbachov dimitió a la presidencia de Rusia y la transfirió a Borís Yeltsin. Al día siguiente el Sóviet Supremo de la URSS, cuerpo gubernamental más alto de la Unión Soviética, se autodisolvió como Estado.
Muchas organizaciones como el Ejército Soviético y las fuerzas policiales continuaron en sus puestos hasta principios del año 1992, pero fueron retirados progresivamente y absorbidos por los nuevos Estados. A Rusia se le reconoció como sucesor legal de la URSS en la escena internacional y aceptó sus deudas externas y reclamó las propiedades soviéticas en ultramar como propias. Desde entonces, la Federación de Rusia asumió sus derechos y obligaciones.
Ahora Putin busca recuperar el poder y dominio ejercido por la URSS, por ello es que ha buscado reconquistar sus anteriores territorios.
Pero, ¿quién es Vladimir Putin? Nació en el seno de una familia humilde en Leningrado, actualmente San Petersburgo, el 7 de octubre de 1952; se graduó con honores en la carrera de Derecho en la Universidad Estatal de Leningrado, después ingresó en el servicio de espionaje del KGB, y fue destinado como agente en Dresde, en la entonces Alemania Oriental.
A la caída del Muro de Berlín regresó a San Petersburgo y en 1990 se convirtió en asesor de Anatoly Sobchak, presidente de la Diputación quien tras ganar las elecciones para la alcaldía, lo nombró jefe del Comité de Relaciones Exteriores y vicealcalde. En 1996, aceptó un puesto en la administración del presidente Borís Yeltsin.
Posteriormente tuvo un rápido ascenso: en 1998 fue director del Servicio Federal de Seguridad, organismo sucesor de la KGB, y secretario del Consejo de Seguridad Nacional. Cuando Yeltsin dimitió el 31 de diciembre de 1999, de acuerdo con la Constitución rusa, Putin se convirtió en mandatario interino.
Ganó las elecciones presidenciales de marzo de 2000 con el 52.94 % de los votos y en su gestión logró avances económicos y reducción de la pobreza. Fue reelecto en marzo de 2004 con el 71,31% de los votos. Al no poder postularse para un tercer mandato en 2008, por estar prohibido en la Constitución Rusa, Putin impulsó la candidatura del entonces viceprimer ministro Dmitri Medvédev, quien al ganar lo designó como primer ministro, cargo desde el cual mantuvo el poder bajo su control.
En los comicios de marzo de 2012 regresó a la presidencia con el 63.60% de los votos en su favor a pesar de infructuosas quejas por fraude electoral; para las elecciones de 2018 fue reelecto con el 76.69% de los votos. En abril del año pasado, como parte de las reformas constitucionales aprobadas en julio del 2020, Putin firmó la ley que le permitirá reelegirse y permanecer en el poder hasta el año 2036.
Al frente de Rusia, Putin ha impulsado varias acciones bélicas violentas. En 1999, como primer ministro, impulso una ’operación antiterrorista’ en Chechenia, para reprimir ataques independentistas contra la república de Daguestán, lo cual lo convirtió en uno de los políticos rusos más populares; en febrero de 2000 toma la capital Grozny, devastada por la artillería y la aviación rusas, hasta finalizar esa operación bélica en el 2009.
En 2008, Georgia inicia una operación militar contra Osetia del Sur, territorio separatista prorruso; ante ello Rusia envió tropas a territorio georgiano y en cinco días derrota a esta exrepública soviética. Después reconoce la independencia de Osetia del Sur y Abjasia, otra provincia separatista, y desde entonces mantiene una fuerte presencia militar.
En el caso de Ucrania, en 2014, Moscú se anexó la península de Crimea, hecho no reconocido por la comunidad internacional, además aparecen grupos separatistas prorrusos en Donetsk y Lugansk, regiones fronterizas con Rusia, quienes en días pasados se autoproclaman como repúblicas independientes, lo cual generó la actual crisis,
Pero Putin no se conforma con lo que tiene. Por un lado tiene en la mira a Lituania, Estonia y Letonia, siguientes repúblicas que podrían ser invadidas, las cuales dividen a Europa occidental de la oriental, pero ya amenazó a Finlandia y Suecia con ’graves consecuencias’ si se unen a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), naciones que han mantenido por décadas una política de neutralidad.
Mientras no se ponga un límite a Putin, el político ruso con más poder desde Stalin, definitivamente continuará con su proyecto expansionista, pero en estos momentos resulta difícil frenarlo en sus ambiciones personales, aunque en ello vaya el futuro de todo el mundo.

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