Lo que supuestamente pretendía ser una boda discreta se transformó en un escándalo político que, por lo menos, ya provocó dos renuncias, donde la más relevante es la de Santiago Nieto Castillo a la jefatura de la Unidad de Inteligencia Financiera, cuando ha sido uno de los más férreos defensores de las políticas fijadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
A pesar de las intenciones de que su boda con Karla Humphrey, consejera del Instituto Nacional Electoral, pasara inadvertida, la verdad es que resultaba poco menos que imposible al estar invitados más de 300 personas, muchos de ellos del mundo político, aunque no todos acudieron como Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
El evento se hizo público cuando trascendió que Paola Félix Díaz, secretaría de Turismo de la Ciudad de México, había sido detenida en la aduana de Guatemala cuando al llegar en un vuelo privado supuestamente pretendió introducir ilegalmente 25 mil dólares en efectivo, dinero que se aclaró pertenecía a Juan Francisco Ealy Ortiz, dueño del periódico El Universal.
Ante ese hecho Félix Díaz puso su renuncia a disposición de Sheinbaum, quien la aceptó y en un acto público, reconoció que era una funcionaria muy eficiente pero, subrayó, que los funcionarios tienen prohibido viajar en avión privado.
Por su parte en la mañanera López Obrador expresó su molestia por ese evento social, que de ser privado trascendió a lo público y recomendó a los servidores públicos actuar con moderación y austeridad. Por la noche se anunció que tras aceptarse la dimisión de Nieto Castillo y por instrucciones presidenciales Adán López Hernández, secretario de Gobernación, designó en su lugar al exdiputado federal Pablo Gómez.
El problema es que tanto para López Obrador como para Sheimbaum, todo servidor público no debe organizar algún evento privado ostentoso, cumplir con la política de austeridad y no realizar vuelos privados, aunque sean para actividades personales.
Esto es una exageración. Usualmente, cuando se organiza un festejo se usan todos los legítimos ahorros para que resulte lo mejor posible, incluso se dice que se ’echa la casa por la ventana’, pero para la 4-T ese tipo de eventos sociales privados son prohibidos.
En cambio, el inquilino de Palacio Nacional realiza eventos privados sin informar quiénes asisten ni cuanto se gastó en su organización y desarrollo, como sucedió con la taquiza con motivo del bicentenario de la Independencia, ya que al cuestionar sobre ese evento la respuesta es reportar que no existen documentos relacionados sobre esa celebración.
Entonces no se aplica la misma medida, unos no deben realizar ni acudir a ’eventos fastuosos’ y otros los organizan sin proporcionar informes, Pero así es la 4-T y ni modo.