Alebrijes en Cuadratines

Salud presidencial

Adrián Chavarría Espinosa

  Salud presidencial
Enero 23, 2019 12:57 hrs.
Política ›
Adrián Chavarría Espinosa › El Informador Analítico

En menos de dos meses como Presidente constitucional, la imagen personal del presidente Andrés Manuel López Obrador ya refleja un evidente desgaste físico, lo cual se observa en sus diarias conferencias de prensa mañaneras, donde el entusiasmo inicial ya quedó en segundo plano y muestra un semblante cansado.
​No quiero decir que ya este fatigado por su alta responsabilidad, sino deben considerarse una serie de circunstancias para el desarrollo de sus actividades. En primer lugar que tiene poco tiempo para dormir y descansar.

​Tan solo sus colaboradores cercanos, como los integrantes del gabinete, ya acusan cansancio como sucedió el pasado 15 de enero cuando los secretarios de Hacienda y Crédito Público y de Energía, junto con el director general de Petróleos Mexicanos, no acudieron a una comparecencia con los senadores para el tema del huachicoleo.

Los funcionarios argumentaron que habían sostenido una reunión con el Presidente que se prolongó hasta la una de la mañana, lo cual fue confirmado por Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, quien el 16 de enero al revelar su agenda detalló que durante dos días había dormido menos de cuatro horas.

​Explicó que el lunes 14 y martes 15 se despertó a las cuatro y media de la mañana para estar las 5:30 en Palacio Nacional para la reunión matutina con López Obrador, sin omitir reuniones que iniciaron a las seis de la tarde o siete de la noche y se prolongaron hasta la medianoche.

​Incluso el mismo Presidente afirmó que estas reuniones tienen el propósito de terminar con el huachicoleo, del cual expresó que ’ningún gobierno podría enfrentar sólo este flagelo, robo descarado, excesivo e impune’.

​Desafortunadamente ayer fue el huachicoleo, que ahora se suma la tragedia en Tlahuelilpan, Hidalgo, pero mañana será otro asunto el que requiera desvelarse y dormir poco, porque así es la administración pública: todos los días resolviendo bomberazos.

En el caso personal de López Obrador, sucede que en los últimos once sexenios ha sido la persona de mayor edad al momento de asumir la presidencia de la república, con 65 años y 18 días, mientras que sus antecesores fueron mucho menores: Enrique Peña Nieto, con 46 años y 133 días; Felipe Calderón Hinojosa, con 44 años y 104 días; Vicente Fox Quesada ya fue mayor, con 58 años 151 días; Ernesto Zedillo Ponce de León, con 42 años 338 días; Carlos Salinas de Gortarí, con 40 años 244 días: Miguel de la Madrid con 47 años 353 días; José López Portillo, con 56 años 167 días; Luis Echeverría Álvarez, con 48 años 317 días; Gustavo Díaz Ordaz, con 53 años 263 días; Adolfo López Mateos, con 49 años 188 días y hasta con Adolfo Ruiz Cortines, quien fue el anterior sexagenario con 62 años 336 días.

​También la salud del político tabasqueño no es de lo mejor. Se debe recordar que en 2013 sufrió un ataque cardiaco, razón por lo cual fue intervenido quirúrgicamente lo que obligo a mantenerse en reposo durante varias semanas. Además, durante la más reciente campaña proselitista reconoció padecer hipertensión, por lo cual dijo: ’me tengo tomar un coctel de pastillas al día, además de que no me hagan hacer corajes los de la mafia del poder’.

​Incluso admitió ingerir un medicamento llamado Amlodipino, el cual reduce el riesgo de una enfermedad coronaria fatal, infarto al miocardio no fatal y de enfermedad vascular cerebral. También, Carlos Loret de Mola en su columna de El Universal del 9 octubre de año pasado, reveló una serie de datos poco tranquilizantes relativos a la salud del mandatario, incluso que a principios de ese mes había acudido a una consulta al Instituto Nacional de Cardiología a lo que el en esos momentos Presidente electo calificó como una revisión de rutina.

​No ha sido sino hasta hace pocos sexenios que la salud del presidente se mantenía bajo una estricta confidencialidad, recuérdese que en el caso de López Mateos nunca se reveló que en su mandato padecía ataques de migraña que lo incapacitaban para actuar públicamente.

​Ahora, por todas las condiciones anteriormente expuestas resultaría necesario, primero, que López Obrador considere reducir su ritmo de trabajo que para sus edad y condiciones resulta excesivo. Ejemplos: un fin de semana voló desde la ciudad de México a Reynosa, Tamaulipas, Ciudad Juárez, Chihuahua, y a Tijuana, Baja California, en aerolíneas comerciales, lo cual los hace más cansados y complicados. Otro caso: este fin de semana por la mencionada explosión en el estado de Hidalgo prácticamente no tuvo descanso.

​En segundo lugar, que haga honor a su lema de no mentir y no engañar, para que dé a conocer a toda la población su real estado de salud y evitar posibles suspicacias y, de ser necesario, que en lo personal desarrolle actividades menos intensas o que requieran menor desgaste físico,
​Se debe considerar que se trata del estado de salud no de Andrés Manuel López Obrador, sino del Presidente de la República y de todo lo que ello implica y trasciende.

ache57@yahoo.com.mx

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