HISTORIAS EN EL METRO
SE ACABÓ
Ricardo Burgos Orozco
Hace unos días me tocó viajar de la estación Zapata, de las líneas 3 y 12 , a Ermita. Noté que poca gente trae cubrebocas, casi nadie; confieso que yo uso ese accesorio muy pocas veces. Sentimos que la pandemia es cosa del pasado, aunque todavía se presentan casos aislados en lugares específicos.
En mi recorrido vi solamente a una persona que usaba cubrebocas. Le pregunté y me contestó que estaba un poco agripado y por eso trataba de cuidarse y cuidar a los demás de un posible contagio, aunque se hizo el análisis y resultó negativo.
Por cierto, los centros de salud y en sitios específicos donde te tomaban muestras para el examen de Covid ya lucen desiertos; la gente ya no está preocupada por el Covid. La dinámica de la Ciudad de México hace que ahora las angustias se hayan encaminado a otras cosas como la compra de útiles escolares para el siguiente ciclo, pago de deudas y la salud en otras enfermedades ya no el coronavirus.
Para mucha gente ya se acabó la amenaza de la pandemia. Mientras viajaba de una estación a otra platiqué con algunas personas sobre el temor al virus. Parece que ya está olvidado. Todavía recuerdo cuando familias enteras, incluso niños, traían su tapabocas.
Los vagoneros o vendedores ambulantes que me he encontrado ya cambiaron el tipo de producto que ofrecen. Antes había mucha venta de cubrebocas en la salida de las estaciones; sigue, pero los puestos ambulantes están vacíos, ya casi nadie compra como antes. Me dijo un vendedor afuera de Mixcoac que ya está pensando en cambiar de giro porque en una semana solo un cliente compró un paquete de esos accesorios. Ya no deja, me comentó.
Ahora, en las entradas de las estaciones del Metro ya quitaron los mantas que exigían el uso de cubrebocas y los vigilantes saben que hay una orden que permite el acceso sin la restricción del tapabocas.
Una comerciante conocida compró en su momento 500 mil piezas del aditamento, casi al final del año pasado y se quedó con más de 300 mil y no sabe qué hacer con ellos cuando antes pensó que iba a ser el negocio de su vida adquiriéndolos a muy bajo costo.
Hay que recordar que en mayo pasado el presidente de la república firmó un decreto, que pone fin a la pandemia, sólo cuatro días después que hizo algo similar la Organización Mundial de la Salud a nivel internacional. Eso sí, la enfermedad nos hizo un gran daño a muchos de nuestros conocidos y familiares, varios fallecieron, otros estuvieron convalecientes durante varias semanas y algunos más se recuperaron, pero quedaron con secuelas para toda su vida.
Según cifras oficiales, en México ha habido casi ocho millones de casos de coronavirus, con 334 mil fallecidos, aunque hay voces que indican que la cifra real es superior a las 600 mil muertes.
Cuando caminaba por los largos pasillos de la Línea 12 a la Línea 2, en Ermita, me acordé de todo eso, saqué mi cubrebocas de una de las bolsas de mi pantalón y me lo puse…para prevenir.
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