Para el presidente Andrés Manuel López Obrador el avión presidencial pasó de ser una de sus principales propuestas de campaña electoral, a una constante y molesta piedra en sus zapatos ya que ni le ha funcionado ninguna de las estrategias que planeó para deshacerse de él.
Siendo uno de sus primeros anuncios de que nunca lo utilizaría para sus viajes oficiales, primero se propuso venderlo y para ello lo ofreció en el mercado mundial y lo mantuvo largo tiempo fuera del país, pero a pesar del interés de varios interesados nunca logró ser adquirido.

Después lo presentó como el premio principal de una rifa, donde nunca se ofreció entregarlo, lo que fue como tomado por sus adversarios como una simple burla a toda la población, aunque tal sorteo no alcanzó los positivos resultados esperados.
López Obrador insistió en la venta con el respaldo de Naciones Unidas, pero este esfuerzo tampoco ha fructificado. Sin embargo, aún sin ser vendida la aeronave requiere de un caro y especializado mantenimiento ejecutado en Estados Unidos.

Es aquí donde entra Arturo Herrera, secretario de Hacienda y Crédito Público, quien anunció que el avión presidencial salió a California, Estados Unidos, para cumplir con el requisito de su periódica revisión, que debe cumplirse sea utilizado o no.
Para justificar este servicio el funcionario federal argumentó que era porque la aeronave sería utilizada para transportar a los deportistas mexicanos que participarán en los Juegos Olímpicos programados del 23 de julio al 8 de agosto de 2021 en Tokio, Japón. Sin embargo, Carlos Padilla, presidente del Comité Olímpico Mexicano, quien no fue consultado sobre este servicio, declino hacer uso del aparato oficial.

Explicó que por varias razones, entre ellas la logística sanitaria por la pandemia y para evitar la mayor concentración de atletas, entrenadores, asistentes y directivos, todos ellos solo deben estar cinco días antes de su participación y regresar al país, al día siguiente de concluir sus respectivas competencias, Por lo cual el COM ya tiene programados más de 120 vuelos en una aerolínea japonesa. Por ello, resulta inconveniente usar el avión presidencial.

Sin embargo, circula otra versión: fue necesario llevar la aeronave a California para tener espacio para el aparato donde viajará Kamala Harris, vicepresidenta de Estados Unidos, quien visitará nuestro país la próxima semana.

Sin importar la verdadera razón, el avión presidencial ya dejó de ser una simple piedra en los zapatos presidenciales para transformarse en un dolor de cabeza para López Obrador.