Alebrijes en Cuadratines

Una administración famélica

Adrián Chavarría Espinosa

Una administración famélica
Abril 27, 2020 11:06 hrs.
Gobierno ›
Adrián Chavarría Espinosa › El Informador Analítico

Sin duda para todo el mundo resultó una desagradable sorpresa la aparición en China de una epidemia de coronavirus, presuntamente por una mutación de un murciélago a un ser humano, la cual al convertirse en pandemia provocó un gran temor mundial al contagio, a excepción de algunas personas y dirigentes políticos que se mostraron escépticas.

Sin embargo se extendió a otras partes del mundo y a su paso por Oriente y Europa el Covid-19 dejó decenas de miles de infectados y fallecidos y para evitar mayores afectaciones fue necesario establecer medidas de confinamiento en ciudades, pero también resultó inevitable que nuestro país resultara perjudicado, razón por la cual se declaró la contingencia sanitaria.

Pero el confinamiento no se limitó únicamente a que las personas estén encerradas en su casa, también comprendió la suspensión de gran parte de las actividades, en especial de las productivas calificadas como no esenciales, lo cual representó una grave freno y por supuesto un freno de la economía mundial.

Además, se presentó una crisis energética por la confrontación entre Rusia y los países árabes por la producción diaria de petróleo, que conjugada con la sensible disminución de la actividad productiva, cuya consecuencia fue la histórica caída del precio del hidrocarburo.

Por ello gobiernos de varias naciones fijaron programas de ayuda tanto a empresas para evitar su cierre y evitar el desempleo, como a personas en situación de pobreza o bajos ingresos, para apoyarles en esta crisis. Por citar un ejemplo, en Estados Unidos la tasa del desempleo que en febrero fue del 3.5% ascendió a marzo a 4.4%, y 26 millones de personas está sin trabajo, de ellas 4.4 millones han solicitado ayuda económica en la última semana.

Sin embargo en el caso de México, donde no se cumplieron varias de las promesas electorales del presidente Andrés Manuel López Obrador, entre ellas un crecimiento del Producto Interno Bruto a niveles del 4% y apenas en el 2019 apenas fue de, 0.1%, decidió no aplicar este tipo de ayuda a la cual calificó de neoliberal.

Sin escuchar las demandas de representantes de la iniciativa privada de posponer el pago de diversas cargas fiscales, no que se les cancelara, el mandatario mexicano anunció una mayor austeridad en el gobierno federal así como una serie de propuestas de ayuda, bajo el argumento de que no iba a rescatar a ninguna empresa.

De acuerdo a sus políticas asistencialistas, preciso que sus ayudas serían para los más pobres entregados directamente, sin intermediarios y para obtener más recursos anunció que el gobierno se apretaría todavía más el cinturón, pero una propuesta temeraria fue el relativo a que se crearían al menos dos millones de empleos.

Bueno, ahora por analicemos por partes. Si al inicio de su administración estableció la Austeridad Republicana, después pasó a la Austeridad Franciscana, pero ahora con las nuevas medidas, ¿cómo será? Además, a verdad es que no aprecia ni valora la labor de los servidores públicos, en particular quienes se desempeñan en altos niveles.

Se supone que quienes han hecho carrera en el servicio público se han capacitado profesionalmente, hasta con maestrías y doctorados y esperan una remuneración acorde a su preparación y dedicación para que, ahora, primero se les limiten sus salarios con un tabulador nada objetivo; segundo, se les retiren beneficios laborales, como bonos otorgados por trabajos ejecutados en horas extras y días no laborales; tercero, que en caso de renunciar no se puedan desempeñaren sus profesiones en la iniciativa privada por un lapso de diez años, pero hay más.

Ahora se les pide que renuncien ’voluntariamente’ a parte de sus salarios, aguinaldos y prestaciones de fin de año, para que esos recursos se destinen al combate al coronavirus.

Sucede que el gobierno federal busca por todos lados recursos para enfrentar y superar la pandemia, por eso su ’propuesta’ de recorte salarial, su intención de finiquitar fideicomisos, que el Banco de México le adelante apoyos económicos y hasta el que un diputado proponga que los recursos de las afores, es decir el ahorro de los trabajadores para su retiro, sean administrados por el Banco del Bienestar, varias de esas ideas por supuesto no son factibles.

Pero, por otro lado, López Obrador se resiste a cancelar, ni siquiera posponer, sus proyectos de infraestructura y apoyo a Petróleos Mexicanos, incluso ha blindado legalmente sus recursos, pero se resiste a autorizar apoyos financieros o fiscales a empresas.

Es ahí donde surge la duda de cómo va a lograr la creación de dos millones de empleos, cifras nunca logradas en otras administraciones cuando no se padecían crisis y menos sin atender las necesidades de los propietarios de negocios e industrias y solamente dar insuficientes y mínimas aspirinas a las micros, pequeñas y medianas empresas.

Se espera que la mayor etapa crítica de la pandemia sea en mayo, es decir y de acuerdo a los cálculos oficiales, en junio empezarían a levantarse las restricciones sobre el confinamiento de las personas, es decir, se retomarán de forma paulatinas las actividades cotidianas actualmente suspendidas, pero el verdadero reto será superar la inminente crisis económica cuyas negativas consecuencias son difíciles de calcular en estos momentos.

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